martes, 9 de abril de 2019

Una butaca vacía




Uno aprende mientras vive
y entre tantas cosas, he aprendido a vivir.
Ir al cine cuando tengo la voluntad de hacerlo...
por ejemplo.
De salir a caminar escuchando música
cada mañana.
Y sonreír cuando la melodía parece
dedicada a mi.

Uno aprende...
yes como que ya entendió todo.
Que no somos el ombligo del mundo
ni especiales para nadie.
Tan solo un ser que cumple cada ciclo
como debe hacerlo.

Uno aprende
a sentarse donde elige
y hasta deja una butaca vacía
como dice Oscar
para no rozarse el codo, por ejemplo.

Y ese domingo así lo hice
y él se sentó a mi lado
como siempre cuando llega,
sutilmente.
Nos sonreímos, cuando lo hizo.

Y como las luces aún estaban encendidas de la sala
como que expresé eso, de que todos los que estamos solos
dejamos una butaca vacía.
Y él coincidió conmigo.
que eso sucede para evitar que los codos se rocen
y estar mas tranquilos.

Sin embargo Oscar se sentó a mi vera.
Y iniciamos una charla amena.
Él con una mesura única.
Conoce la serenidad, creo que lo habita.
Los años, la vida misma.

Conoce del tiempo
Ha sido relojero.
sabe de eso.
Del tic tac y de pilas.
De mayas de acero y cuero.
De corazón que late.

Mantiene la mesura en lo que expresa
ha llegado al hartazgo de muchas cosas
y si cuando habla no lo escuchas
cierra su boca y termina el tema.
Ha llegado al límite.

Y quiere vivir en paz lo que le queda
no confronta
ni establece normas,
apenas intercambia ideas
y sonríe cuando lo considera.

Es tan grata su presencia
que volvimos al cine
y a compartir un tiempo
de un buen vino
y una comida sustanciosa.

Caballero nato
Conoce del tiempo sin límites
como de seres en común
en nuestra historia.
Ha vivido, obvio
como todos.

Su presencia
ha llegado a mi vida
entonces
caminamos a veces
juntos.

Nerina











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