lleva un paraguas para ir hasta el muelle
cielo privado donde es él quien decide soles o tormentas
y es a la vez una cápsula contra toda ausencia
en este muelle no atracan buques concretos
no hay gente que llegue
es de un pueblo costero que auspicia partidas
se van
en el aire
en anillos concentricos
igual que una piedra cayendo en el lago
pero este es un mar con toda su estatura
y marca el borde del mundo rigurosamente
cuántos se fueron sin siquiera dejar un mensaje
sabe el hombre que no es por olvido
(no existe el olvido en lo eterno)
y es tan fugaz y tan limitada su idea de lo inmenso
que sólo atina a ir con su paraguas de amor hasta el océano
sin demandas
sin lamentos
sin juicios ni condenas
pretende ser parte de la bruma
llueva o no llueva
como debió ser desde un primer momento
Roberto Esmoris Lara
☼ esmorislara@gmail.com
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