martes, 24 de septiembre de 2019

- Erotismo -

Esa noche
descubrió a la hembra
que la habita,
al montar al hombre
en su sillón.
Cruzó el desierto
hasta que su lengua
calmó su sed que desconocía.
Esa noche, esa mujer
suturó sus heridas.
Conoció el placer
que brinda el sexo,
el fuego de la piel
mientras acompañan
ellos
el ritmo, el vaivén
de cada jadeo.

Nerina Thomas

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