Tasación
Vendo casa
con vista a la infancia
cocina poblada de gorjeos
cuando mi madre cantando
exorcizaba a la rabia
Con ventanas amables
al infinito
y alas por bisagras
Una tajada de sol
sobre el mosaico de la galería
y la sombra detenida
de mi padre
Vendo rincones irrecuperables
un escondite de muñecas
y una escalera imposible
para reponer estrellas malogradas
con oficio de farolera
Vendo el umbral
de luz intermitente entre beso y beso
el zaguán que fue campanario
el vértigo del balcón insomne
tribuna de ver la luna
El naranjo injertado hacia el fondo
que dio por fruto
una niña de ombligo
que se niega a entregar la llave
y el sudor de sus difuntos
frente al notario que regatea
recuerdos que no tienen precio
Ceguera
No ver más allá del naufragio
del filo de la espuma
del límite del ancla
de la orilla esparcida en las corazas
del viento en la vela a contramano.
Tampoco
ver el vértigo de vida
el espasmo de otra fauna en la marea
los moluscos defendiéndose sin uñas
la sal que no siempre
augura llanto.
Tampoco esta tarde
El viento anda buscando a mi abuela.
Le ha traído un cardumen amarillo de hojas de otoño como un cachorro que juega con su dueño, mueve la cola y lo desparrama travieso sobre el patio de tierra.
Pero la escoba está quieta contra el tejido de alambre del gallinero vacío, es una actitud blanda de desocupación y olvido.
No se resignan los pájaros hurgando una miga fósil a la salida de la cocina, donde ella sacudía su mantel solidario.
No se han marchitado sus plantas, disciplinadas a las manos, continúan en sus macetas, en verde vigilia sin reclamo.
Quisiera trasponer la casa abandonada, hurtar el pedacito de jabón Federal reseco que quedó sobre la pileta de piedra como una reliquia de sus manos. O espiar en el ojo del horno de barro, sus panes que no nacieron.
Mueve otra vez su cola de viento, levanta espirales de polvo, lúdicos remolinos.
La abuela no saldrá a perseguirlo.
Tampoco esta tarde.
Claudia Tejeda
3 comentarios:
¿Qué ecir de la poesía de Claudia Tejeda? Sólo que es maravillosa y mágina en su transporte a lo cálido de la infancia y de aquello y aquellos que nos han inundado de reliquias el alma. El texto de la abuela me dejó sin habla...es una abuela tan parecida a lo que es hoy mi madre, y eso detalles, como sacudir las migas del mantel...que bello.
Un gran abrazo a Claudia, a Lily y a Nerina.
Juany Rojas
Claudia excelente persona y gran poeta, un gusto leerta y contarla entre mis afectos, un abrazo Gus.
Bellísima la poesía de Claudia y el corazón que se deja escuchar verso tras verso!. Me deja el regusto de un espíritu profundamente sensible, que habita la complejidad del mundo, sus tantas luces y sombras, a través de la belleza y de una mirada de gran ternura. Su recuerdo de la infancia y de su amada abuela son un emocionante regalo que nos atraviesa el alma.
Les envío un abrazo muy agradecido a Claudia y a Nerina!
Amalia Zacoutegui
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